Aún tienen que pasar muchas necesidades los italianos. Lo de Berlusconi no ha hecho nada más que comenzar y aún seguirán denunciando a personalidades que les hacen daño y a personas que se aprovechan de ellos. Quizás no muchos quieran aprovechar la situación pero sí algunos.
Por otro lado, el año está lleno de buen sabor de boca. Se vislumbra un buen trabajo con respecto al dinero y a la labor social y familiar. Pero hay sinsabores y desconfianza. Los italianos deben de estar cansados de lo que se está haciendo con ellos y de los abusos a los que se le somete.
El año acaba bien en positivo
(c) Medrek S.L.
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