Tras la promesa, la acción

Primero efectué la promesa: quiero adelgazar y voy a dedicarme a ello. Ahora llega el instante de pasar a la acción.



Vamos a efectuar una planificación total, física y psíquica, a seguir. Física en cuanto a régimen y ejercicio y psíquica para no cansarnos a las primeras de cambio. Necesitamos una motivación para no perder el hilo y seguir la acción hasta alcanzar el peso que nos gustaría tener y la paz interior tan necesaria.





Del dicho a la acción



¿Qué plan se puede seguir para adelgazar?. Desde luego, es conveniente conocer lo que se ha de eliminar: dulces, pasteles, nubes, bebidas azucaradas y alcohólicas, pan, pastas, colines, chocolate. Esas cosas que alegran el día a día... de manera falsa. Estos productos contienen azúcar en cualquiera de sus formas.



El azúcar facilita una subida de tensión y mueve las hormonas. Por eso nos da la impresión de que nos ponen contentos. Lógicamente, cuando pasa el efecto, se produce el bajón tremendo y el cuerpo busca compensarlo. ¿Cómo? Tomando más azúcar o más productos dulces. Igual ocurre con lo salado.  ¿No es mejor sentirse feliz porque los hechos nos provocan alegría o las personas?  Es mejor gastar el azúcar interno en reír y adelgazar que tomar del externo.



A continuación,  es importante el movimiento,  todo lo que pueda. El hecho de sentarse ante el ordenador es perjudicial porque cría barriga. Están saliendo unas cosas llamadas "redes sociales". Pero es mejor no participar y mantenerse al margen.  Es más adecuado seguir con los blogs o acercarse más a la vida real. Y si, por casualidad, nos acercamos a las redes sociales a hablar con amigos y parientes, limitar a una hora diaria



Por dentro, seguir liberándose de todo lo que se siente, piensa o se diga mal. Eso es lo principal: desatarse de las miserias. Recordemos lo mejor de las personas y alejemos lo peor. Guardemos las alegrías, dulzuras. Eliminemos lo inútil.



[caption id="attachment_232" align="aligncenter" width="300" class=" "]Acción... Acción...[/caption]

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