El cerebro guarda en las neuronas los impulsos eléctricos que componen nuestra memoria además de las repuestas a los estímulos. Es decir: es una memoria enorme como la de un ordenador y guarda todo como un disco duro. A su vez hace lo que un ordenador no puede: autoprogramarse. A un ordenador, el informático le da un programa, es decir, unas órdenes o instrucciones, diciéndolo qué tiene que hacer. El cerebro no necesita que se lo digamos todo conscientemente porque nuestro cuerpo se lo dice a la vez que nos lo dice a nosotros: Cuando tenemos hambre, nos duele el estómago y se nos retuercen las tripas. El estómago segrega un ácido que puede dañar las paredes del estómago si no hay alimento. En cuanto ese ácido daña las paredes, el cerebro envía un mensaje y sentimos el vacío.
Por medio de los sentidos, es decir, de la vista, del oído, del olfato, del gusto y del tacto, enviamos información al cerebro que la guarda. Los sentidos trabajan aún sin ser nosotros conscientes de ello y recoge mucha más información de la que nosotros creemos. Aprendemos muchísimas cosas sin ser conscientes. Esa información es guardada en las neuronas como se guardan los archivos en el disco duro y ahí queda hasta que se utiliza.
La diferencia es que nosotros sabemos dónde hemos guardado los archivos en el ordenador y podemos recuperarlos con el buscador o según el nombre de la carpeta. Pero la información del cerebro, al no ser guardada conscientemente, no sabemos cómo sacarla cuando la necesitamos y la que no se usa, se pierde. O queda muy relegada y sale bajo estímulos que no conocemos.
Una gran parte de lo que llamamos "videncia" es que el cerebro sabe responder a cierta estimulación porque lo ha aprendido inconscientemente. Quizás nunca, en nuestra familia, hemos tenido a un artista, por ejemplo, pero sí hemos visto familias donde sí tienen a una persona dedicada al arte o hemos visto películas donde se trata este tema. Hemos metido en el cerebro esa información de manera inconsciente y ya la hemos olvidado. El cerebro no. De forma que reconoce en la voz o gesto, olor o tacto de una persona, ciertas maneras de comportamiento que le hacen deducir que es artista o que tiene un familiar que se dedica a ello. Con lo cual "parece" que lo adivina.
Pero sólo es una gran parte. Aún hay más que se puede hablar sobre ello.
(c) Medrek S.L:
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