La duquesa de Alba

Estrellas en azul pretende, hoy, recordar al ducado de Alba debido al reciente deceso de doña Cayetana.



“Genio y figura hasta la sepultura”. De una forma peyorativa, así ocurrió con doña Cayetana, última duquesa de Alba. Cuando preguntaron a su hija Eugenia el cómo había que recordarla, la joven respondió: “como era ella: única”. No erab necesarios adjetivos ni más explicaciones debido a que su madre había vivido como más le había agradado. No sin faltar, naturalmente, altibajos en su vida. Que no todo es seda y flores en la cuna aristocrática.





Breve semblanza de su vida



Cayetana Fitz-Stuart había nacido en Madrid, a la una de la madrugada, un final de marzo de mil novecientos veintiocho. En los miles de documentales que, durante tres días, han pululado por las emisoras, ella reconoce que no fue desgraciada pero que sí sufrió. Fue educada, por su padre, con algo de dureza: la enseñó a no llorar, a soportar el dolor y los reveses sin que todo ello se reflejara en el rostro. No todo eran rosas, de todas maneras, en la casa de Alba. Su madre falleció cuando ella tenía once años.



Se dudaba de su entereza como mujer, como empresaria, como noble. Supo estar a la altura de la circunstancia y, sobre todo, afrontar los avatares como era ella, manteniendo su personalidad, haciendo lo que quiso. Padeció miles de vericuetos durante la dictadura y parece ser que, aunque su generosidad con la capital sevillana no quedó atrás, otros aspectos de su vida fueron susceptibles de crítica. Fue pintora, aprendió a bailar y lo hacía muy bien, sabía varios idiomas. También esposa, madre. Dio al amor una gran relevancia. Tuvo cinco hijos.



Pero doña Cayetana quería confidencialidad y sinceridad en el amor. Como cualquier mujer. ¿Quién no pretende convivir con transparencia? Y se ve que le costó encontrar una pareja a su altura aunque tuvo la suerte de que dos hombres la amaran así. Uno era jesuita. El otro, un funcionario. Personas, quizás humildes, a quienes les costó mucho formar parte de la historia de la duquesa.



Otros aspectos de su historia



Sus cenizas han sido depositadas entre Sevilla y Madrid y descansa en la capilla de la Hermandad de los Gitanos. El palacio de Dueñas llevará el recuerdo de otra duquesa que dio mucho que hablar, como aquella que fue retratada por Goya, tanto desnuda como vestida aunque se conoce que, el rostro, realmente suyo, fue añadido, con posterioridad, a un cuerpo que no le pertenecía.



Dña. Cayetana tuvo la infinita suerte de conocer a intelectuales, artistas, cientificos, personas relevantes en todos los ámbitos de su vida. Pero no quedó inmortalizada en los lienzos de Picasso ni de Dalí aunque, sí, en otros. No he leído ninguna sevillana dedicada a ella, poemas, escritos, mientras estuvo viva so pena que se conserven en el ámbito privado porque los autores desearan rendirle un homenaje personal. No parece haberse convertido en musa. Quizás ése fuera su deseo.



Mas su recuerdo perdurará, como el de otras ilustres damas del ducado de Alba. No sé si irán saliendo asuntos extraños que ella, sin duda, se hubiera quitado de encima con un paso de sevillana y un olé porque era así. Era ella misma. Única.



[caption id="attachment_846" align="aligncenter" width="300"]La duquesa de Alba La duquesa de Alba[/caption]

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