¡No he renovado el Darde!

Se me olvidó renovar el Darde la semana pasada por una razón importante e invisible que hay que tener en cuenta.



No sé si habéis leído la portada de mi blog -la cual mejoraré- para conocer los temas que trataré con mayor profundidad. Entre ellos están la criminología y la manipulación psicológica para evitar el acoso. Como ya profundizaré sobre ellos, sea colocando artículos anteriores, sea ampliándolos, hoy sólo hablaré de un pequeño signo de manipulación que usamos, inconscientemente, pero que es causa de muchos desasosiegos: la prisa. Causa de que se me olvidara renovar el Darde. Otras lo son las expectativas. Quizás las peores





Prisas, expectativas y Darde



Nos encanta hacer felices a los demás. Al menos a mí. Viendo a mi familia, a mis amigos, a conocidos, a la gente contenta, me alegro muchísimo. Sí, sinceramente. No me dan envidia los triunfos ajenos: pienso, de corazón, que la gente que los recibe ha trabajado mucho por ello y se lo  merece. Y sí me afligen las desgracias de otros: aunque sabemos que son enseñanzas de la vida, a nadie le gusta el sufrimiento y, añadiendo a esto, el no poder ayudar como es debido.



Pero hay personas que descubren esto y abusan de personas confiadas que están encantadas y agradecidas haciendo favores.  U otras que, inconscientemente, si se sienten solas o poco estimadas, reclaman la atención de quienes, conociendo su situación, no dudan  en acudir a su llamada. Incluso pensando en nuestro propio bien y advirtiéndonos sobre fallos que nos pueden dañar.



Es magnífico el ocuparse unos de otros con sinceridad de corazón y la preocupación derivada del cariño y de la  estima. Eso está muy bien y debería ser un valor en alza en estos tiempos donde impera el egoísmo. La preocupación, sana, sin aflicciones, evidentemente.



Y ahora llega el pero: la prisa.  Nos esforzamos por atender todo: casa, trabajo, hijos, por estos pequeños detalles para alegrar los días propios y ajenos y olvidamos otras que se merecen importancia. La causa ... ¿es nuestra o de quienes están en nuestro entorno? Es compartida, incluso si te anotaste la actividad con tiempo suficiente. Pero la causa es: la prisa. Ese medio demonio que se ha introducido en nuestra sociedad.



¿Cuántas personas reclaman para "ayer" sus peticiones? Esa ansiedad, ese agobio porque, si no se hace, o se olvida o es que no se estima a la persona o es que no se atiende bien el trabajo o es que las expectativas no están cumplidas debidamente. La prisa y las expectativas son dos recursos manipuladores muy, muy dañinos. La prisa es un atentado contra la paciencia del individuo, su capacidad de trabajo y observación. Causa falta de atención y desorden mental, sobre todo si se exigen multitud de cosas en un corto espacio de tiempo.



Las expectativas son el "cerebro" de la prisa. Y el de otras armas manipulatorias bastante dañinas. No perdáis de vista mi diario y os iré explicando más aspectos de semejantes bombas de destrucción psicológica. A veces, utilizadas sin mala intención e inconscientemente. El olvido del Darde fue causado por las prisas.



[caption id="attachment_576" align="aligncenter" width="300" class=" "]Prisas y expectativas Prisas y expectativas[/caption]

1 comentario:

  1. […] entrevistas -muy gustosa, por supuesto- y acercarnos al Inem para, por fin, volver a renovar el Darde. Solo a mí se me ocurre olvidar la fecha para la renovación. Los días, entre la limpieza y las […]

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